Mariano Fernández Bermejo es un ministro de armas tomar, porque además de ser uno de los azotes de la oposición es un experimentado cazador. Lo es desde que tenía 10 años. Le da igual la especie. Su última gran batida la llevó a cabo el pasado 30 de noviembre en Asturias, durante una jornada de caza de mucho frío y lluvia.
El ministro, que el día anterior firmaba convenios con el Gobierno regional de Asturias, se convirtió en un cazador que esperaba inmóvil entre el ramaje el paso de los jabalíes. Tras los matorrales del monte Cayón, situado en el oriente del Principado, en el concejo de Piloña, Fernández Bermejo aguardaba, empapado, junto a otros 16 miembros de la cuadrilla del cazador local Jesús Alonso, la aparición de los animales. La espera fue larga. En cinco horas el ministro sólo disparó un tiro, pero fue certero. "Me parece que le he dado a un guarro", exclamó entusiasmado, según uno de los presentes. Su olfato no le engañó. Había abatido a uno de los cuatro jabalíes que cayeron esa jornada. Bermejo es un cazador paciente y tiene buena puntería, cuenta uno de sus compañeros de batida.