15/08/2008 | Canarias7 | G. Florido
No hay conejos en el campo. Así lo asegura el Colectivo Canario Defensor de la Caza (Cocadeca), que ha solicitado al Cabildo de Gran Canaria que dé marcha atrás y que suspenda para esta temporada la posibilidad de cazar conejos con escopeta. Sostiene que sólo les mueve «mejorar la gestión del campo» para la cacería.
Al presidente de esta sociedad, Ramón Martín, un histórico de esta afición en la Isla, no le cabe duda alguna. «Los perdigones son más eficaces que los perros a la hora de atrapar a los conejos y si este año vuelven a permitirse, harán estragos». Sabe que lo que plantea puede que no guste a muchos cazadores y a las armerías, pero asegura que su postura sólo busca mejorar la gestión cinegética del campo. Según la propuesta aprobada por el Consejo Insular de Caza, se podrá usar la escopeta del 14 de septiembre al 30 de octubre.
Martín responsabiliza de parte de lo que está sucediendo a la Agrupación de Sociedades de Caza de Gran Canaria, un colectivo formado por 7 de las 11 sociedades de este deporte que existen en la Isla. «Las demás, incluida la nuestra, o no pueden entrar o no las dejan entrar». Y le culpa porque esta federación, que es la adjudicataria, según Martín, de la administración de la caza en Gran Canaria por decisión del Gobierno regional, tuvo mucho que ver en el diseño que se ha hecho de la temporada cinegética de este año, que Martín no vacila en calificar de «nefasta».
A su juicio, la clave de lo que está pasando, de que haya tan poco animal en los montes, estriba en que el dinero que por ley debe invertir esa agrupación de sociedades en el campo no se está destinando adecuadamente a este fin. Martín explica que la Ley de Caza obliga a que el 75% de todo lo que recaude ese colectivo debe usarse para repoblaciones, para hacer sembrados o para la colocación de bebederos y comederos, es decir, para la gestión del hábitat del conejo y otros animales que pueden cazarse. Pero Cocadeca afirma que no se está haciendo y eso que calcula que la agrupación maneja 350.000 euros anuales. Desconfía de sus cuentas y por eso ha pedido al Cabildo que se le haga una auditoría. No en vano, dice que el Consejo Insular de Caza no le aprobó las de 2007, en las que Martín detecta «cosas extrañas». No le cabe en la cabeza que una sociedad gastara en vacunas 8.050 euros «a no ser que vacunaran a 47.000 conejos» o que entre las inversiones en el campo otra sociedad incluyese 9.000 euros para un campeonato de caza.